El elefante es el mayor mamífero terrestre del mundo.
El elefante no cesa nunca de crecer durante toda su vida. Desde que nace hasta los 4 años de vida, su peso aumenta entre 10 a 20 kg por día.
El elefante africano es mayor que el elefante asiático. Las orejas del elefante africano también son más grandes que las de su pariente asiático.
El elefante africano tiene unas grandes orejas para perder calor. Por el cuerpo el animal también pierde algo de calor, aunque las orejas son los mejores "radiadores" del animal (tienen una gran superficie en relación a su peso). Esa es una estrategia para regular la temperatura de su cuerpo, junto con la de bañarse con barro.El elefante tiene unos grandes colmillos que le sirven para romper ramas, escarbar el suelo o defenderse de algún enemigo.
Otra característica que identifica a un elefante es su larga trompa.
La trompa del elefante es su nariz y le sirve para oler, tocar, lavarse, transportar alimentos o esparcirse el polvo.
Para distinguir a un elefante de otro, nos podemos fijar en las cicatrices y otras marcas de las orejas u otros defectos del animal, como la perdida de algún colmillo.
El elefante no cesa nunca de crecer durante toda su vida. Desde que nace hasta los 4 años de vida, su peso aumenta entre 10 a 20 kg por día.
El elefante africano es mayor que el elefante asiático. Las orejas del elefante africano también son más grandes que las de su pariente asiático.
El elefante africano tiene unas grandes orejas para perder calor. Por el cuerpo el animal también pierde algo de calor, aunque las orejas son los mejores "radiadores" del animal (tienen una gran superficie en relación a su peso). Esa es una estrategia para regular la temperatura de su cuerpo, junto con la de bañarse con barro.El elefante tiene unos grandes colmillos que le sirven para romper ramas, escarbar el suelo o defenderse de algún enemigo.
Otra característica que identifica a un elefante es su larga trompa.
La trompa del elefante es su nariz y le sirve para oler, tocar, lavarse, transportar alimentos o esparcirse el polvo.
Para distinguir a un elefante de otro, nos podemos fijar en las cicatrices y otras marcas de las orejas u otros defectos del animal, como la perdida de algún colmillo.
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